descripción

Este blog forma parte del proyecto Narrativo Cuéntalo
Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción
Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco

domingo, 28 de octubre de 2012

La ultima chela y nos vamos.


Después de salir nos dirigimos a un Oxxo que ya conocíamos y que se encontraba a escasos 15 minutos de los separos. Ahí nos tomamos la cerveza que momento antes el policía nos había recomendado.

Mientras saboreábamos una caguama, platicábamos sobre nuestra estancia en los separos, pues al parecer Chucho ya se encontraba bastante sobrio para poder hablar de lo ocurrido.

Después de un rato de recordar todo lo sucedido durante las últimas 18 horas, yo me encontraba bastante cansado, sucio y con muchas ganas de irme a casa; nos despedimos, salimos del oxxo y cada uno tomo su camino.

Una vez en casa mi mamá me cuestionó sobre mi ausencia durante toda la noche. Yo tenia más ganas de tomar una ducha y dormir, que de responder las preguntas de mi madre, así que tuve que hacer un esfuerzo para responder. Le explique que había sido detenido y las peripecias que había pasado desde el motivo de la detención hasta el momento en que nos dejaron salir. Cuando me pregunto con quien había pasado toda esta situación, pensé dos veces la respuesta, ya que sabia que mi mamá no aceptaba la amistad entre Chucho y yo.

Mi mamá siempre insistió en que Chucho solo me sonsacaba, me inducia al vicio y me metía en problemas. Pero yo sabía que era todo lo contrario, por que si yo tomaba era por decisión propia.
Cuando por fin respondí a su pregunta, exaltada me dijo: “¡Ya vez! sigue juntándote con ese amiguito tuyo y no solo vas a acabar unas cuantas horas en el torito, un día vas a acabar en el reclusorio y sin salida. Si fuera tu amigo no te estuviera invitado a tomar, en lugar de eso te estuviera aconsejando cosas buenas y positivas”.

Como dije no tenía muchas ganas de recibir regaños y menos un sermón, así que no hice mucho caso a su recomendación, simplemente baje mi mirada y sin decir nada más camine a mi habitación para descansar y refrescarme un poco.

Como era de esperarse seguí saliendo a fiestas con mi amigo Chucho durante los dos largos años que faltaban para terminar la preparatoria, pero jamás pensé que justo pocos meses antes de terminarla me sucediera algo que en definitiva cambió por completo mi forma de ver la vida.

¿Qué fue lo que me sucedió?, se los cuento en la siguiente entrada mientras tanto saludos.

jueves, 25 de octubre de 2012

La continuación.


Al momento de ingresar se nos solicito que formáramos una fila, con el propósito de registrarnos y resguardar nuestras pertenencias.

Al ingresar a la celda observamos que era muy diferente al contexto que se presenta en la televisión; pues la puerta es totalmente metálica y el interior se conformaba de cuatro bancas de concreto de metro y medio de largo aproximadamente y una letrina. A esta última no se le da el uso correcto ya que el piso y las paredes estaban impregnados de sustancias desagradables y malolientes.

Debido a las circunstancias antes mencionadas, la mayoría de los detenidos tenían que estar de pie y agrupados en los pocos espacios que se encontraban menos sucios. Sus ropas se mostraban sucias, rotas y en algunos casos desprendían olores de tres o cuatro días sin recibir higiene personal. Al mismo tiempo sus rostros mostraban desesperación, enojo, odio, angustia o mucha furia contenida. Sin mucho ánimo buscamos un lugar para poder descansar ya que nos aguardaban muchas horas o quizás días de castigo.

A pesar  de que ya habían transcurrido unas horas, Chucho continuaba bajo la influencia del alcohol, lo que provocaba mi curiosidad por saber si sabía lo que había hecho o si ubicaba el lugar dónde estábamos. Después de que lo interrogué para disipar mis dudas Chucho solo me preguntó, “A que hora me dan mi cigarro”.

Al escuchar esa respuesta preferí no hacer más larga la conversación; pues no nos llevaría a ningún lado. Mientras aguardábamos en silencio, varias personas entraban y salían del lugar. Muchos de ellos llegaban siendo arrastrados por los policías, otros llegaban sin camisa y otros sangrando.

Después de haber pasado unas cuantas horas y ya entrada la mañana, uno de los guardias nos habló y simplemente nos dijo: “Bueno como ustedes no hicieron algo tan grave como para que amerite más tiempo de encierro les voy a dar su salida”. Así que nos levantamos y salimos de la celda.

Cuando regresamos a la oficina donde nos recogieron las pertenencias, el policía le comento a chucho -¿sabes porqué los estoy dejando salir tan rápido?-

Chucho respondió -la verdad lo desconozco

El policía lo ve y le dice –por que a pesar de que intentaste golpear a tu amigo  y sin tener la necesidad de estar aquí, no te ha dejado solo, ¡al contrario! te está apoyando hasta en estos momentos. Los dejo salir antes para que le invites una cerveza y le agradezcas de ser tu amigo ya que amigos como él muy pocos.-

domingo, 14 de octubre de 2012

Todo comenzó cuando...


Todos pensamos que ser universitario es ser un joven al que la vida le sonríe, pero no siempre es así.


No niego que hay varios casos en los que se está en la universidad por razones familiares, por ejemplo; que algún miembro de la familia ya se titulo de alguna universidad y comienza la presión de -Y tu debes de seguir sus mismos pasos- es ahí donde los mismos padres te apoyan a seguir tus estudios, hasta donde uno quiere.



Sin embargo yo les contare la vida desde mi punto de vista. En mi caso y supongo que hay otros muchos regados en esta universidad, los cuales no vemos en la necesidad de trabajar para poder mantener nuestros estudios. Pero supongo que mi caso es algo muy peculiar ya que a mí mis padres si me pretendían dar el apoyo para seguir con mis estudios y como todo buen joven lo desperdicie tirando todo a la basura, por el simple hecho de que me gustaba demasiado la fiesta en la época de la preparatoria.



Como algunos estarán pensando yo era el típico chavo que a donde iba trataba de hacer muchas amistades y eso siempre era bueno ya que fiesta a la que iba era la puerta para otra fiesta, reunión, pachanga o simplemente una peda, ya sea esa misma noche o para el siguiente viernes.



Algunas veces me llegue a poner tan ebrio que ni siquiera sabía en donde estaba, ni como había llegado, ni quien había organizado la fiesta. Solo sabía con quien estaba acompañado y era de un buen amigo al que le decía “chucho” el cual no vivía tan lejos de mi casa. Con esté amigo pase muchas cosas buenas y malas.



Les contare una de nuestras aventuras. En una celebración que se hace por nuestros lares que es llamada “la feria de la piedra” la cual consiste en una típica feria de pueblo donde hay exposición ganadera, bailes, jaripeo, pelea de gallos, zona de comida, zona de arte popular y la que era llamada la zona de la perdición. Este ultimo era un lugar donde había muchos localitos, que es su mayoría se dedicaba a la venta de alcohol sin importar la edad, raza, religión o status social. Estos localitos solo se identifican por la música que sonaba, había para rockeros, metaleros, skatos, rancheros y para la gente que le gustaba oír y bailar electrónica.



En alguna de las ediciones de esta celebración, fui con mi amigo y Laura que era una amiga en común. En la escuela se pensaba que esta chava quería andar con chucho, pero este nunca la tomo en serio ya que él estaba perdidamente enamorado de la amiga de Laura, pero esta no lo pelaba, pero bueno esa es otra historia.



En esta reunión estábamos en el área de los rockeros, en la cual debido a que muchos de ahí se sentían bien rudos siempre a media noche se ponía el ambiente algo tenso. Este día chucho y yo nos pusimos una súper peda, después de un rato de convivir fuimos a dejar a Laura a su casa y regresamos de nuevo a la feria en la cual ya la mayoría de la gente estaba algo alcoholizada y nosotros optamos por retirarnos. Ya cuando nos estábamos despidiendo para que cada uno se fuera hacia su casa no sé que le paso a chucho porque de la nada se puso en un plan bien pesado y ya me quería golpear.



Trate de tranquilizarlo y en una de esas me soltó un puñetazo, un policía que estaba cerca se dio cuenta y le pidió que se tranquilizara pero como tampoco el policía lo pudo detener, optó por subirlo a la patrulla y llevarlo a los separos, ya en la camioneta me dice el policía -bueno joven creo que ya es hora de que se vaya- a lo que le conteste; no oficial él es mi amigo y tengo que saber que va a estar bien; como no le gusto lo que escucho me dice: ¿a si? ¿Muy amigo de él? ¡pues entonces  súbase a la patrulla! y  fue así como nos llevo a los dos a los separos.



Lo que paso ahí ya se los contare en otra entrada, por lo pronto solo me queda despedirme y decirles HASTA LUEGO.